top of page

No cierres tu corazón

  • Alejandro Juan Marcos Barocio
  • Oct 9
  • 2 min read

Hace poco regañé a mi sobrino Ricky porque se estaba portando mal. Tuve que poner un límite, pero honestamente, al mismo tiempo me quedé con mucha culpa. En mi mente me hice la novela de que él ya no iba a querer hablarme, que se iba a quedar sentido conmigo.


Pero cuando regresé a la sala, Ricky me estaba esperando para seguir jugando. Sin rencores y sin drama. Quería convivir, reírse, compartir. Y ahí me cayó el veinte: "los niños no se quedan atrapados en el rencor, saben cómo perdonar en menos de tres minutos".


Cuando crecemos, eso cambia. Nos hieren y nos cerramos. Aplicamos la ley del hielo, repetimos mentalmente lo que nos hicieron y cargamos con ese coraje por días, semanas o incluso años.


Y lo peor es que, a veces, ni siquiera recordamos con claridad qué fue lo que detonó ese enojo. Pero ahí estamos, fieles a nuestra herida, como si fuera parte de nuestra identidad.


Diversos estudios exponen que el 90% de nuestros pensamientos diarios son los mismos del día anterior. Eso significa que, si no rompemos el ciclo, una emoción como el enojo se convierte en un sentimiento, luego en un rasgo, luego en parte de nuestra personalidad. Y lo que alguna vez fue solo una reacción termina moldeando nuestra manera de ser.


Me di cuenta de que lo que perdemos al crecer no es la infancia, es la inocencia. Esa capacidad de hacer borrón y cuenta nueva. De dar otra oportunidad y de confiar sin perderte.


Vivimos con miedo a que si no nos "blindamos", el mundo nos va a dañar. Pero la verdadera fuerza está en no cambiar tu esencia solo porque alguien más actuó desde su sombra. No volverte frío solo porque alguien no supo cómo comportarse contigo.


Me inspiré en este artículo porque estamos por entrar a la temporada de Escorpio, y si algo caracteriza a este signo es esa tendencia a cerrarse cuando siente que fue traicionado. El escorpión se esconde, guarda veneno, se protege. Pero este tránsito también es una invitación a transformarnos desde adentro. A mirar el dolor sin hacer de él una armadura permanente.

ree

Muchas veces en mis consultas, escucho a personas decirme:

"Ya me cansé. Ahora yo también voy a ser malo." Y mi respuesta es siempre la misma:"No. No viniste a rebajarte al nivel de conciencia de los demás. Sí, pon límites. Aprende a decir que no. Pero por favor no dejes de crear, de soñar, de confiar en la humanidad. No te conviertas en lo que te dolió."


Porque si algo he aprendido a mis 35 años, es que hay una gran diferencia entre protegerte y cerrarte. 


Y al final, tiene más poder quien, a pesar de las caídas, sigue con el corazón abierto.

Comments


¡Me gustaría saber tu opinón!
Manda un mensaje para compartir tus comentarios, sugerir un tema para una próxima publicación o simplemente saludar.

¡GRACIAS!

© WritEmpathy. All rights reserved.

bottom of page