Detrás de cada sonrisa
- Alejandro Juan Marcos Barocio
- Dec 14
- 2 min read
Nunca voy a olvidar la vez que en una fiesta alguien me dijo: "Ale, ¿por qué no te ves feliz y sonriente como siempre? Tú no tienes motivos para estar triste".
Por fuera parecía un día cualquiera. Pero por dentro yo estaba viviendo uno de los momentos más duros de mi vida. Esa noche simplemente no tenía energía para fingir que todo estaba bien.
Me quedé callado. No porque me molestara la pregunta. Sé que la chava no lo dijo con mala intención. Pero sí me hizo pensar en lo fácil que a veces asumimos cosas de los demás sin conocer el fondo de su historia.
Con el tiempo, y gracias a las consultas de astrología que doy, entendí una de las lecciones más importantes de mi vida. Todos estamos cargando con algo. Personas que por fuera parecen tenerlo todo (dinero, belleza, pareja, familia, éxito) por dentro viven duelos que no han contado, heridas de la infancia, pérdidas irreparables y procesos que apenas se están atreviendo a mirar.
En mis sesiones he acompañado a personas que fueron abusadas por sus propios padres. Otras que estuvieron internadas en anexos. Personas que perdieron a sus papás siendo muy jóvenes, que han pasado por depresiones profundas o por etapas donde simplemente no querían seguir viviendo. Y muchas veces, si tú las ves desde afuera, jamás lo notarías.

Ahí entendí algo muy claro. La realidad, es que muchas veces no vemos ni el 1% de la historia del otro.
Vivimos en un mundo muy rápido para señalar y juzgar, pero muy lento para comprender o dar el beneficio de la duda. Lo noto cada vez que escucho frases como:
"Qué fría esa mujer, seguro ni quiere a su familia".
"Lo hizo para fregar, yo nunca me hubiera atrevido".
"Yo en su lugar no lo hubiera permitido".
Y vale la pena hacerse una pregunta incómoda. Si tú hubieras nacido con su historia, con sus papás, en su ambiente, con sus miedos y con los recursos que tuvo, ¿estás seguro de que habrías hecho algo diferente?
Esto lo aprendí en mis clases de aplicación mental. Mi maestra me explicó un principio muy claro: "Si tú hubieras crecido exactamente igual que esa persona que juzgas, habrías hecho exactamente lo mismo que él o ella".
Esa frase incomoda, pero es real. No justifica comportamientos erróneos, pero sí los humaniza. Y nos invita a algo que el mundo necesita con urgencia: la compasión.
Porque si algo me ha quedado clarísimo después de cientos de consultas, es que detrás de cada sonrisa hay una historia que no conoces. Y detrás de muchas decisiones inconscientes, hay heridas que aún no han sanado.
Así que la próxima vez que estés a punto de juzgar a alguien, haz una pausa y pregúntate:
¿Qué pudo o puede estar viviendo esa persona que le está haciendo actuar desde el miedo?
Entonces verás que no se trata de justificar, sino de entender. Y en ese momento, en lugar de señalar a los demás, les das espacio para sanar.
“Todo el mundo está pasando por una batalla que tú no puedes ver. Así que sé amable. Siempre.” - Jay Shetty





Comments