Llevo algunos años aprendiendo de diferentes maestros espirituales. Una característica que encontré que tienen la mayorÍa en común, es que para llegar a su "despertar" espiritual, tuvieron que pasar por eventos difiíciles. En algunos casos, los maestros incluso reconocen que, sin su sufrimiento, no estarían en donde están hoy.
Un claro ejemplo es el del Dr. Deepak Chopra, quien al sufrir la muerte de su padre a una temprana edad, fue cautivado por el proceso de la vida/muerte, inspirándose a estudiar medicina y a publicar más de 90 libros sobre autoayuda.
Otro maestro quien menciona su proceso en sus libros, es Eckhart Tolle. Eckhart comenta que en una noche, simplemente ya no podía con tanto dolor y depresión acumulada que lo llevó a un despertar. Joe Dispenza, es otro ejemplo. Él tuvo un accidente a los 24 años en el cual se daño las veértebras dorsales y se le diagnosticoó que estaría en silla de ruedas por el resto de su vida. No conforme con el diagnóstico, decidioó probar el poder de su mente y cambiar el destino de su vida, hoy en día imparte seminarios alrededor de todo el mundo, enseñándoles a los asistentes cómo ellos también pueden sanarse.
Así como estos ejemplos, hay miles. El autor Steve Taylor, en su libro The Leap, reporta con estudios científicos, que la mayoría de las personas espirituales pasaron por un proceso de "muerte-renacimiento" para poder llegar al estado de plenitud en el que se encuentran actualmente.
Toda esta información me hizo reflexionar sobre cómo vemos el sufrimiento y la perspectiva que tenemos de las cosas que nos suceden. Pero sobre todo, me hizo reflexionar la actitud en la que las afrontamos. Tal como dice Louis Holtz: "La vida es un 10% lo que te pasa y un 90% cómo respondes".
Personalmente, me es de mucha ayuda cambiar mi narrativa interna ante el sufrimiento. En vez de preguntarme "¿Por qué me está pasando esto a mí?, me pregunto "¿Para qué me está pasando esto?"
Este juego de palabras, genera un cambio de escenario tremendo. Me saca de una posición de víctima y me coloca en una de alumno.

Como adultos, somos responsables de cómo atravesamos y respondemos ante el sufrimiento. Quedarnos en un papel de víctima puede ser muy cómodo, pero te aseguro que en ese estado solo te estancarás y no trascenderás tu dolor.
Tengo la fortuna de ser testigo de padres de familia, que el dolor inmenso que les generó la pérdida de un hijo por alguna enfermedad, los impulsó a crear una asociación civil para salvar a niños con el mismo padecimiento que sufría su hijo.
He visto a amigos que al terminar su relación de muchos años con su pareja, en vez de hacer lo fácil y tratar de "sacar un clavo con otro clavo", en el proceso de su duelo, decidieron ir a terapia y trabajar en los patrones que los llevan repetir las mismas amargas experiencias amorosas.
También, sé de personas que tras sobrevivir enfermedades terminales, su filosofía de vida cambió. Dejan de estresarse por situaciones banales, de enojarse por cosas sin sentido y de importarles tanto el qué dirán. Terminado viviendo de una manera más auténtica y con mayor bienestar.
La realidad es que no importa que tanto queramos controlar nuestras vidas, siempre vamos a tener dificultades. No obstante, algo que sí podemos hacer, es modificar la manera en la que encaramos estos periodos de turbulencia.
En algunas ocasiones, solo podemos apreciar las enseñanzas de los eventos difíciles cuando vemos en retrospectiva, sin embargo, algo que nos sería de mucha ayuda al estar pasando por dichos episodios, es reconocer que estamos atravesando por un momento de aprendizaje, para así permitir que el dolor se transmute en algo positivo.