No te traiciones: elígete
- Alejandro Juan Marcos Barocio
- May 11
- 3 min read
Hay decisiones que parecen pequeñas, pero en el fondo definen quiénes somos.
Quizá te ha pasado: callas lo que sientes, editas tus palabras, te adaptas más de lo que quisieras, todo para no perder a alguien. Ya sea una amistad, una pareja, un vínculo familiar o incluso una oportunidad laboral, el miedo a perder al otro nos empuja, poco a poco, a dejar de ser nosotros mismos. Cuando suprimimos lo que somos auténticamente, es como si inconscientemente nos dijéramos: "no soy suficiente tal como soy".
Esto nace de heridas que a veces ni sabemos que tenemos. Inseguridades profundas, experiencias pasadas que nos marcaron, y la creencia —dolorosa y falsa— de que para ser queridos debemos modificar quiénes somos.
Tristemente, cuando te dejas de elegir a ti, tu cuerpo lo sabe. Tu energía cambia. Tu presencia se diluye. Y aunque los demás no te lo digan directamente, sí lo sienten: lo percibe tu pareja, tu familia, tus amigos. Porque tu energía no miente. Todos percibimos cuando alguien duda de su derecho a ocupar espacio y también cuando alguien se presenta con confianza.
Por eso, construir una autoestima sólida no es una moda, sino un acto diario de presencia, sentido de merecimiento y cuidado personal. Y no me refiero a repetirnos sin parar frases motivacionales, sino a decisiones pequeñas y valientes que tomas cada día por ti.
Aquí te comparto dos herramientas que me han ayudado:
Journaling: Escribir lo que sientes sin filtro. Esto te permite conocerte, identificar patrones y validar lo que llevas dentro. Cuando te das cuenta de las veces que te has traicionado, es más difícil seguir haciéndolo porque te haces consciente de tu comportamiento.
Cachar pensamientos limitantes: Cada vez que te descubras diciendo "yo no puedo", "me van a dejar si…", pregúntate: ¿esto es cierto o es una historia que me estoy contando? Muchas veces, el problema no es lo que pasa, sino la historia que te cuentas sobre lo que podría pasar. Creamos escenarios desde el miedo, y empezamos a actuar desde ahí: desde la defensa, desde la inseguridad.
Amarte y elegirte a ti mismo no siempre se siente cómodo, pero siempre se siente verdadero.

En mi caso, lamentablemente tuve que aprender esta lección de una manera dolorosa. Hace tiempo viví un momento intenso en el que preferí voltear la mirada y no reconocer lo que realmente estaba pasando en una situación, lo que terminó por hacer que me traicionara. Tal como dice el libro "El cuerpo lleva la cuenta", el mío me obligó a parar. Un día, de la nada me desmayé y terminé en el hospital con ocho puntadas en la barbilla.
Ese quiebre me dejó una enseñanza de vida: cuando no te escuchas, tu cuerpo encuentra la forma de que lo hagas. Entendí que la raíz del amor propio está en ser honesto contigo y estar dispuesto a perder a alguien más antes que perderte a ti mismo.
Y no necesitas llegar a un punto de quiebre para entenderlo. A veces, basta con observar cómo tu cuerpo se tensa, cómo duermes mal, cómo te saboteas en cosas pequeñas. Tu alma siempre te va hablando, hasta que grita.
No puedes traicionarte sin consecuencias.
Por eso, si estás en un trabajo que va en contra de tus valores, en una relación que te fragmenta, o en un estilo de vida que ya no te representa, hazte esta pregunta:
¿Esto lo elegiría alguien que se ama a sí mismo?
Mostrarnos tal como somos no garantiza que los demás se queden. Pero sí garantiza que tú no te dejes.
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