¿Alguna vez has estado en una sala de espera, una oficina o edificio que alterara tu estado de ánimo?
Es posible que hayas notado que ciertos espacios afectan tu humor en función de sus colores (estudios han demostrado que el color rojo induce a un mejor rendimiento en tareas enfocadas, mientras que el azul induce a las personas en un estado de ánimo más creativo, los colores fríos nos vuelven menos enérgicos) y las formas (diseños con muchos ángulos desencadena el miedo; una hipótesis es que en la naturaleza los ángulos sugieren algo de lo que hay que estar atentos: una rama de árbol, una roca afilada, etc.)
Estos efectos pueden ser tanto sutiles como dramáticos, y no son solo una cuestión de gusto personal, ya que los diferentes elementos de la arquitectura y diseño al combinarse actúan sobre nosotros como un estimulante o un relajante. A veces, nuestras respuestas al entorno llegan a ser inconscientes, por lo que ni siquiera nos damos cuenta de que éste nos hace sentir de cierta manera.
De acuerdo a los neurocientíficos Fred H. Gage y Peter Eriksson, el entorno además de tener un serio impacto en nuestro estado de ánimo, también influye en nuestra motivación y desempeño laboral. Por lo que fusionar el diseño con la funcionalidad en los espacios que desarrollamos es primordial. Fred H. Gage y Peter Eriksson, como creadores de la neuro-arquitctura, establecieron como principal objetivo desarrollar y planificar lugares tomando en cuenta nuestras características cognitivas.

En una reciente conferencia de la Universidad de Austin, The Psychology of Architecture, la psicóloga industrial Cristina Banks, enfatizó el poder del diseño para brindar bienestar, ella dijo que si el entorno construido cumple con 5 necesidades humanas (conexión, seguridad, flexibilidad, comodidad y privacidad), las personas son más productivas, felices y sanas.
Los espacios que estimulan la conversación con los demás, pero también facilitan la soledad, hacen que nos desenvolvamos de una mejor manera. Banks explicó que sin importar el rol de cada uno en la oficina, cuando todos los trabajadores tienen acceso a un espacio privado se preserva el bienestar común de una mejor manera.
Otra característica de un edificio bien diseñado, es su similitud a la naturaleza; las oficinas con espacios abiertos, implementaciones en madera/piedra y con plantas, mantienen a los trabajadores vivaces y motivados; si las personas están sentadas en lugares sin ventanas durante todo el día, se crea un ambiente tóxico generando resultados poco favorables en el trabajo.
Recordemos que el objetivo principal de casi todos los edificios es albergar la actividad humana, por lo que es indispensable considerar el tamaño, las proporciones y las características de la anatomía de las personas al elaborarlos.
Hoy en día, el verdadero reto para los arquitectos y diseñadores de interiores, consistirá en encontrar metodologías de plasmar estos hallazgos en sus creaciones, sin olvidar la creatividad, esto con el fin de no producir edificaciones homogéneas y con los mismos patrones.