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ÉXITO Y FELICIDAD

Es común que persigamos metas como un ascenso laboral, casarnos o tener un incremento en nuestro salario, creyendo erróneamente que, una vez alcanzando esto, seremos más felices.


Naturalmente tendemos a sobrestimar el impacto duradero que los eventos futuros tendrán en nuestras emociones; sin embargo, profesores de Psicología en la Universidad de Harvard descubrieron que tanto los eventos positivos como los negativos tenían un impacto más breve y menos intenso en los participantes de la prueba de lo que habían predicho.


Esta idea equivocada sobre el éxito es la causa por la que conocemos a personas que parecen que lo tienen todo, pero no son felices. En nuestra cultura actual, creemos que tener éxito nos hará sentirnos realizados y, por lo tanto, hacemos todo tipo de sacrificios para conseguirlo. Podemos incluso llegar a sacrificar el tiempo con la familia y seres queridos para conseguir un objetivo. La mayoría de las veces, la realidad es que la satisfacción de saborear nuestros logros es efímera. Nos quedamos con ganas de más a medida que la dopamina por dicho éxito se desvanece, entrando así a una “rueda de hámster” en la que buscamos siempre el siguiente golpe de dopamina sin poder disfrutar el presente.


Asimismo, normalmente los éxitos que perseguimos conllevan un porcentaje de estrés. Si quieres expandir tu negocio, por ejemplo, probablemente necesites conseguir un préstamo y pagar intereses, dedicarle tu tiempo libre, etc. Reconocer que alcanzar nuestras metas no conduce a una felicidad sostenida puede ser una verdad dolorosa, sin embargo, esto no es una invitación a la complacencia.



Tener la disciplina de ir por nuestros objetivos es un gran valor y fortalece nuestra autoestima. El punto es tener una relación saludable con el éxito. Estamos tan ansiosos por alcanzar metas futuras, que perdemos la perspectiva y nos olvidamos del momento actual. De acuerdo con el Dr. Joe Dispenza, cuando nos sentimos ansiosos, es porque estamos demasiado enfocados en el futuro o pensando mucho en el pasado.


Una manera de comenzar esta relación sana con el éxito es apreciando el camino que conduce a nuestras metas deseadas. A su vez, no confundir que tener una meta futura significa dejar de valorar el aquí y el ahora.

Trata de reconocer los puntos positivos de tu situación actual. Para estar más presente, puedes practicar la meditación. Hay muchos tipos como la meditación trascendental y aplicaciones graduitas que te pueden ayudar.


En conclusión, la búsqueda del éxito no es algo negativo. Hay muchos beneficios de establecer y alcanzar metas. El problema ocurre cuando sobreestimamos dichos beneficios y no apreciamos el viaje hacia el destino.




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